Durante estos días, las tiendas y las grandes superficies se llenan de huevos de pascua y simpáticos conejos, estos signos tan vinculados a la Pascua, tienen su origen en la religión y son símbolo de fertilidad y de nacimiento.
Los conejos o liebres, así como los huevos eran símbolos ordinarios comunes de la fertilidad durante las fiestas de la renovación y la regeneración de la primavera celebrada por las antiguas civilizaciones alrededor del mundo. Algunos de los primeros registros escritos de estos rituales provienen del antiguo Egipto, que datan desde tan pronto c
Para el mundo católico, durante la Cuaresma se aconsejaba no consumir huevos, aunque las gallinas, ajenas a estos preceptos, continuaban poniéndolos. En unas semanas había una sobreabundancia de huevos tal, que se hacía necesario darles salida. Qué mejor que compartir o regalar los huevos que no se habían consumido durante la Cuaresma. Con el tiempo, se tomó por costumbre colorear y decorar los huevos, y se los llevaba a la Iglesia para ser bendecidos y luego regalarlos a la salida de la misa de Pascua.
Aunque la mayoría de las personas que observan el día de fiesta no tienen ni idea de sus antiguos orígenes pre-cristianos, la historia antigua del conejo de Pascua continúa desempeñando un papel importante en las celebraciones de hoy en día durante la Pascua alrededor del mundo.