Por distintos motivos, las mujeres retrasan cada vez más el momento de ser madres. Actualmente, la edad media de las mujeres que son madres primerizas supera los 31 años. Y el porcentaje de mujeres que son madres por primera vez con 40 años, supone más del doble que hace 10 años, tal y como demuestran los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Según el último informe Eurostat, en el año 2015 España fue el segundo país de la Unión Europea con mayor número de madres primerizas con 40 años o más. Italia (8%) encabeza el ranking, seguido de España (7,4%) y de Grecia (5,5%). Tal y como se recogió en el estudio, en España nacieron 5 millones de bebés, de los cuales 90.000 eran de mujeres que ya habían cumplido los 40 años y eran madres primerizas.
El retraso de la maternidad se debe a múltiples factores, bien por motivos laborales o personales, que hacen que la decisión de ser madre se plantee a partir de los 30 años.
La edad, factor clave de la fertilidad
Aunque cada vez sean más las mujeres mayores de 40 años las que se quedan embarazadas por primera vez, buscar el embarazo a los 40 puede ser una tarea complicada, pues las probabilidades de conseguir el embarazo, de manera natural, pasada la treintena, es únicamente del 5%. A partir de los 40 años más del 50% de los óvulos están alterados cromosómicamente, y a partir de los 42 años, la cifra asciende al 75%.
La fertilidad de la mujer está relacionada con la edad. Por lo general, la fertilidad disminuye a medida que las mujeres cumplen años y, normalmente, termina entre cinco y diez años antes de llegar a la menopausia. El motivo principal de este descenso es la propia fisiología de la mujer: conforme pasan los años, su reserva ovárica disminuye y sus óvulos tienen peor calidad.
Ser madre a los 40 años
Los tratamientos de reproducción asistida suponen un aliado para las mujeres que quieren ser madres a los 40. Por lo general, el tratamiento indicado es la Fecundación In Vitro (FIV). Según cada paciente, y la calidad y cantidad de su reserva ovárica, podría recurrir a la FIV con óvulos propios, mediante la cual se estimulan los ovarios para conseguir más óvulos por ciclo. Así aumentan las probabilidades de que alguno (o algunos) logren la maduración adecuada para fecundarlo con el espermatozoide.
Sin embargo, muchas mujeres que buscan el embarazo a partir de los 40 ya no disponen de óvulos propios de calidad, por lo que recurren a la FIV con óvulos de donante (ovodonación).
Debido al retraso de la maternidad de los últimos años, la vitrificación de óvulos se ha posicionado como tratamiento estrella para preservar la fertilidad, ya que permite posponer la maternidad el tiempo que se desee, conservando la calidad de los óvulos.