A algunas parejas la infertilidad les viene por sorpresa. Muchas de ellas no descubren que son infértiles hasta que, tras estar más de un año manteniendo relaciones sexuales sin conseguir el embarazo, acuden a la consulta del ginecólogo y el diagnóstico que reciben es algún problema de fertilidad. Y esto ocurre porque la infertilidad no presenta ninguna sintomatología, y la única señal es la dificultad para concebir.
Aunque gracias a campañas de concienciación, a los blogs, y a las diferentes asociaciones se ha conseguido que la infertilidad dejara de ser un tema tabú, todavía existen dudas acerca de este tema. Por ello, hemos elaborado un listado con diez datos sobre fertilidad:
- La infertilidad no es hereditaria. Aunque sí existen algunas afecciones que pueden ser hereditarias – como la menopausia precoz-, el historial reproductivo es independiente.
- Las Enfermedades de Transmisión Sexual pueden afectar a la fertilidad, aun después de curarse. Algunas enfermedades, como la gonorrea, el sida y el virus del papiloma humano, originan una obstrucción en las trompas de Falopio en las mujeres, y en los conductos deferentes en los hombres. Y en determinados casos, aun después de curarse, pueden quedarse secuelas que afecten en el futuro.
- El sobrepeso también influye en la fertilidad. En el caso de las mujeres, el sobrepeso puede provocar desajustes hormonales que, a su vez, interfieren en la capacidad reproductiva. En cuanto a ellos, los hombres que padecen obesidad pueden presentar un recuento de espermatozoides mucho menor de aquellos que mantienen un peso adecuado.
- Los ciclos regulares y sin variaciones significativas en la menstruación no garantiza el embarazo. No todos los ciclos son ovulatorios, de manera que no en todos ellos puede lograrse un embarazo. Las cifras apuntan a que el 80% de las reglas sí han producido un óvulo fecundable, pero el resto no.
- La probabilidad de ser madre de forma natural a partir de los 40 años es inferior al 5%. Se cree que mientras la mujer tenga la menstruación, podrá quedarse embarazada. Pero nada más lejos de la realidad: todas las mujeres nacen con una reserva ovárica determinada, que va disminuyendo a medida que pasan los años (al igual que la calidad de los óvulos). Por encima de los 40, más del 50% de los óvulos están alterados cromosómicamente, un porcentaje que aumenta a medida que la mujer cumple años.
- La infertilidad es un problema tanto femenino como masculino. Existe la falsa creencia de que cuando una pareja no consigue el embarazo, generalmente es por problemas de fertilidad de la mujer. Sin embargo, se ha demostrado que la fertilidad afecta a ambos: aproximadamente el 30% de los casos de infertilidad se debe a factores masculinos, y otro 30% a factores femeninos. Por ello, la valoración médica conjunta es fundamental para obtener un correcto diagnóstico.
- Para concebir de forma natural, es importante prestar atención a las fechas en la que se mantienen relaciones sexuales. Existen más probabilidades de concebir durante, o justo antes o después de la ovulación. Esto se debe a la vida útil de los espermatozoides dentro de la mujer (72 horas), y a la vida útil del óvulo (24 horas).
- El ácido fólico, yodo y zinc son suplementos conocidos para que la mujer aumente las probabilidades de concebir. Para el hombre existen suplementos que pueden servir de ayuda como el ácido fólico, la coenzima Q10, la vitamina E y el zinc.
- Fumar influye en gran medida a la hora de tener un bebé. En la mujer, fumar altera los niveles hormonales, disminuyendo los estrógenos e influyendo de manera negativa en la maduración folicular, en la calidad de los óvulos, y en la implantación del óvulo fecundado. En los hombres, la nicotina del tabaco afecta a la calidad del esperma, así como del material genético de los gametos.
- El estrés es un gran enemigo de la fertilidad. Cuando hay un estrés continuado, se produce un aumento de la prolactina, provocando una ovulación irregular e incluso la anovulación. Además, para que haya una buena implantación embrionaria, es necesario que haya unos buenos niveles de estrógenos y progesterona. Pero con el estrés, aumenta el cortisol y estas hormonas disminuyen, por lo que, aunque el óvulo se fecunde, habrá una mala implantación, y lo más probable es que el embarazo no siga adelante. En cuanto a los hombres, el estrés crónico, disminuye tanto la cantidad como la calidad del esperma.