Diversos estudios han investigado sobre este trastorno de la conducta alimentaria. La pregorexia proviene de la anorexia, el miedo a engordar, el cual conoce mucha gente. Pero la pregorexia es ese miedo a engordar cuando se está embarazada. Los peligros son los mismos, pero esta vez afecta también al feto. Los efectos más peligrosos tanto para la madre como al bebe son la desnutrición, alteraciones hidroeletrolíticas y problemas en la lactancia porque les cuesta generar vínculos y demostrar sus emociones. Además de anemia, parto prematuro, restricción del crecimiento intrauterino y bajo peso al nacer.
Una embarazada debe subir entre 9 y 12 kilos, una con bajo peso, entre 12 y 16 kilos y una con sobre peso, entre 7 y 10 kilos. Lo adecuado para evitar la pregorexia es tener en cuenta estas pautas:
- Tener una alimentación sana y equilibrada, sin tomar en cuenta el mito «las embarazadas comen por dos”, así es como se engorda.
- Hacer caminatas cortas y ejercicios.
- Consumir los suplementos que te diga el médico.
- Optar por carnes magras.
- Consumir lácteos, frutas y verduras.
La pregorexia no es un tema tan potente como la obesidad, porque no hay tantos casos todavía. Enfermedades de este tipo aparecen porque vivimos en una sociedad que privilegia el cuerpo, casi como símbolo de culto, donde todos tenemos que ser esbeltos. Y estos pensamientos tan destructivos, deben desaparecer en todos los momentos de nuestra vida, pero sobre todo cuando se está embarazada.
Prevención y tratamiento ante la pregorexia
Para el tratamiento de la pregorexia es necesario un equipo multidisciplinar especialista en este tipo de alteraciones que incluye un médico psiquiatra, obstetra, psicólogo, dietista-nutricionista, enfermera, etcétera, para poder así tratar el trastorno. El profesional que debe guiar el proceso recuperador, así como indicar las pautas generales debe ser el psiquiatra o el psicólogo y el resto de los profesionales serán unánimes en el tratamiento.
De cara a la prevención de la pregorexia, hay que observar muy de cerca a las mujeres embarazadas que han padecido previamente anorexia nerviosa, bulimia o algún otro trastorno de la conducta alimentaria. Ante cualquier signo de alteración en el comportamiento ante la comida, ponerse en contacto con un equipo especializado.
Es importante intentar normalizar las horas de las comidas y crear un ambiente relajado y distendido durante las mismas para rebajar la tensión. La familia o acompañantes de la gestante no deberían perder de vista a la mujer pregoréxica, pero sin obligar o agobiar con las cantidades de los platos o los ingredientes utilizados, ya que puede ser contraproducente y empeorar el pronóstico. Ese trabajo tiene que realizarlo siempre un profesional. Lo más sensato en cuanto a la prevención del trastorno de la pregorexia consiste en mantener una alimentación saludable, completa y variada, pero también aprender a disfrutar de la comida en toda su riqueza.