Seguro que la mayoría de las mujeres que estáis inmersas en un tratamiento de reproducción asistida, os habéis encontrado con la incómoda situación de hacer frente a preguntas y comentarios inoportunos como ¿para cuándo el bebé? , ¿no le vas a dar un hermanito? o… ¡se te va a pasar el arroz! Y no sólo las que os encontráis en un tratamiento de fertilidad, mujeres solteras, mayores de 30 y pico o parejas con muchos años de relación también son blanco de éstas preguntas, que aunque puedan parecer inocentes, pueden ser desencadenantes de estrés o frustración (especialmente cuándo hay un tratamiento de fertilidad de por medio).
Una escritora estadounidense, Emily Bingham, cansada de que su entorno le hiciera continuamente este tipo de preguntas, decidió poner cartas sobre el asunto y explicar de una vez por todas por qué la gente no debería realizar a la ligera ése tipo de preguntas.
Su brillante plan consistió en buscar una imagen de una ecografía, de forma aleatoria en Google, y subirla a su Facebook personal con un texto de lo más acertado. Su acción ha tenido tanto impacto que miles de personas se han sentido identificadas y la publicación de Bingham ha sido compartida más de 73.000 veces.
Os adjuntamos el texto con el que explicó por qué no se deberían hacer preguntas como ¿para cuándo el bebé?
«¡¡Hola a todos!! Ahora que he captado vuestra atención con esta ECOGRAFÍA ALEATORIA que he encontrado en Google, solo quería recordaros que las decisiones y los planes de reproducción y procreación de la gente no son asunto vuestro. NO SON ASUNTO VUESTRO».
Y seguía: «Antes de preguntar a esa pareja joven de recién casados que llevan juntos toda la vida cuándo van a empezar a ampliar la familia… Antes de preguntarle a los padres de un hijo único cuando van a darle un hermanito o una hermanita… Antes de preguntarle a un soltero o una soltera que cuándo va a tener hijos porque, bueno, ya han pasado los treinta y se les pasa el arroz… Parad. Por favor, no lo hagáis. No sabéis quién tiene problemas de fertilidad, quién ha sufrido un aborto o si tienen problemas de salud. No sabéis si la relación va bien, si están sometidos a mucho estrés o si, simplemente, no es buen momento. No sabéis si quieren tener más hijos o tan siquiera tener hijos a secas. No sabéis quién ha decidido que no es lo suyo ahora mismo (o que quizás nunca lo sea). No sabéis de qué manera vuestra pregunta, aparentemente inocente, podría provocarle a alguien dolor, tristeza, estrés o frustración. Claro que ese tipo de preguntas no afectan en absoluto a algunas personas, pero os aseguro por mi experiencia y la de muchos amigos que, probablemente, a la mayoría si les afecte».
«Cada vez que alguien me pregunta si voy a tener hijos, les digo que un día le van a preguntar eso a la mujer equivocada, a alguien con problemas, y le van a hacer mucho daño», aseguró Teigen, «y lo odio. Lo odio. Dejad de preguntarme».
Para Bingham, la pregunta sobre tener hijos siempre sobra, no importa a quién se la hagas: «En conclusión: ya seas un amigo o familiar con buenas intenciones, un vecino cotilla o bien quieres ser abuelo o abuela: no es asunto tuyo. Pregúntale a la gente qué les emociona en este momento. Pregúntales cuál ha sido su momento del día preferido. Si una persona quiere hacerte partícipe de algo tan personal como sus planes respecto a tener o no hijos, te lo harán saber. Si solo tienes curiosidad, siéntate y espera a que salga de ellos contártelo, solo si y cuando estén listos.»